miércoles, 25 de noviembre de 2009

Crueles Realidades

Confiar a ciegas, creer lo increible, hacer oídos sordos a los que te cuentan la teoría. A veces nos encontramos en un coma emocional, pero no completo, somos conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, de lo que está bien y lo que está mal, de lo que debemos acoger y lo que hay que rechazar y aun así cualquier excusa es buena para intentarlo una vez más porque, por muy dura que sea la caída, es mejor que encerrarse en un agujero. Pero...¿hasta que punto el dolor se toma como un viaje de placer?, ¿Cuando es el momento de dejar de arrepentirse y empezar a respirar?.

En qué momento el ser humano llega a ese punto al que juró nunca más regresar, a ese lugar que decidió no volver a visitar...creo que el billete lleva el nombre de confianza. Esa es la razón por la que nos adentramos en lo desconocido sin miedo a lo que se nos pueda poner por delante, la confianza va de la mano de la valentía y seguramente también de la perdida de la razón...y de repente te das cuenta de cuanto te has alejado de tu punto inicial y de que no sabes volver a él, ahora es demasiado tarde, has caminado más de la cuenta. Decides desandar lo andado pero el miedo te paraliza, te deja en blanco. Si en tu lugar estuviera cualquier otro sabrías guiarlo sin ningún miramiento, pero ahora las dudas están en tí y cuando se ve desde esa perspectiva las realidades cambian, se transforman. Y aunque conoces el camino, porque no es la primera vez que estás en él, desconoces cuál es el atajo más seguro, el que menos precipicios tiene...

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