jueves, 19 de mayo de 2011

Yo estuve allí

Los jóvenes españoles hemos sido espectadores de muchos grandes acontecimientos: buenos, malos pero históricos en cualquier caso. Hemos vivido, pegados al televisor, el peor atentado terrorista de todos los tiempos y también la muerte de su creador; sufrimos el peor ataque a la ciudadanía española en el 11-M y también supimos lo que fue ganar un evento deportivo que nos unió a todos.

Pero estos días los jóvenes españoles hemos dejado de ser público para ser los protagonistas de una revolución que posiblemente cambie el rumbo de un camino recto que empezaba a hacerse cada vez más estrecho.

Fueron muchos los países que se nos adelantaron en este levantamiento, hemos visto como otros se rebelaban mientras nosotros seguíamos sentados viéndolo con la rabia y la impotencia de creer (en su día) que no podíamos hacer nada, pero todo eso ha quedado atrás.

Es momento de pedir una situación mejor, equilibrada y justa para todos, momento de tener voz y voto real y palpable, es hora de llamar la atención ante aquellos que no ven más allá del respaldo de su escaño y las letras de sus discursos vacios de ideas y llenos de falsas esperanzas.

Es ahora cuando debemos despertar del letargo y unirnos todos juntos, sin color ni ideología, por un mismo ideal: Conseguir que podamos sentirnos orgullosos de vivir en un país que nos ofrezca un verdadero estado de bienestar y no un ambiente desencantado lleno de pactos interesados, de una economía mal gestionada y de una situación ahogadora que cada vez aprieta más la soga.

Si tal y como dicen “somos el futuro”, tenemos el derecho, el deber y la responsabilidad de decidir cómo queremos moldearlo, y nadie debe elegirlo por nosotros, dejándonos al margen y tratándonos como simples marionetas y muñecos de trapo.

Es el momento de actuar y de decir “estamos aquí y no nos vamos a ir”.

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